viernes, 12 de abril de 2013
Sistema Nacional Estadístico; una oportunidad para contar con datos “robustos”
La producción,
administración, y uso de información del desempeño en el nivel territorial no
se realiza de acuerdo a estándares comunes con lo que los principales procesos
de toma de decisiones se realizan aún con información insuficiente y de baja
calidad. En la práctica, los procesos de planeación, presupuestación, ejecución
y control de la gestión, lo mismo que la rendición de cuentas, presentan
limitaciones ya que no se cuenta con instrumentos técnicos, capacidades
adecuadas, incentivos, ni información, suficientes para orientar la gestión del
gasto y la administración pública territorial hacia un enfoque de gestión
basado en los resultados.
Este escenario sentencia que
hoy no existe un organismo autónomo e independiente del gobierno y de los
intereses particulares. Por tal motivo el Senador Camilo Sánchez Ortega y el
Representante Simón Gaviria han radicado el proyecto de Ley 208/13 que propone la
creación del Sistema Nacional Estadístico
(SEN) que busca entre otras cosas:
1.
Facultar
a un sólo ente, el SEN, la coordinación y producción estadística del país a
través de sus tres ejes centrales: planificación, regulación y calidad
estadística. Excelente medida, ya que en Colombia cada ente u organización tiene
su propio sistema, lo que genera problemas de consistencia, de asimetrías y de
duplicidad. Ahora frente a tamaña propuesta, quien sabe si el DNP, el
Ministerio de Hacienda, por ejemplo quieran soltar su monopolio, mas allá de
las reformas legales que habría que hacer para poder unificar.
2.
Establecer
el carácter obligatorio del cumplimiento de los Principios Fundamentales de las
Estadísticas oficiales emitidas por Naciones Unidas, lo cual permite solucionar
el problema de calidad de las estadísticas. Se establecen los criterios de
preservación de la memoria institucional de las estadísticas oficiales.
Dentro de la exposición de
motivos, los congresistas argumentan que este tema es urgente por cuanto No es caprichoso
buscar la generación de información veraz, confiable, independiente y real, sino
que se hace perentorio para atacar de manera efectiva las problemáticas
sociales y económicas que padece nuestro país. Así mismo es necesario poner a
disposición de productores y usuarios de estadísticas oficiales un instrumento
que resuelve los problemas asociados a: i) la limitada planificación
estadística para la integración del SEN, ii) uso limitado de conceptos,
definiciones, nomenclaturas y clasificaciones estandarizadas y iii)
deficiencias en calidad.
Por último los congresistas
reconocen que los flujos de información para este tema son insuficientes, tanto
en la planificación y aprovechamiento de estos insumos como en las solicitudes
de información que saturan las fuentes que suministran la información. Esto sin
contar que la información Estadística Nacional no cumple con los requisitos de
calidad.
Es interesante lo que estos
congresistas están colocando sobre la mesa, para mejorar y modernizar el
ejercicio de gobierno, en etapas tan cruciales que requieren de toma de decisión
con información suficiente que pueda focalizar las ejecuciones con mejores
resultados.
Sin embargo, en el proyecto de
LEY entre los problemas diagnosticados, no aborda un tema crucial en este fenómeno,
que es la poca capacidad y cultura que existe entre los productores de información
en el nivel local y regional. Que el proyecto de ley no lo aborde puede generar
que luego el sistema no cuente con recursos suficientes para tener una base
solida de generadores de información. Consideramos que en los debates que se le
den al proyecto se aborde tal problemática, con rigurosidad y realidad.
Otro elemento que debe ser
incluido dentro de los debates, es la de tratar de articular este sistema
propuesto, dentro del Conpes de desarrollo local y con el crédito que el Banco Mundial
está estudiando para el fortalecimiento institucional de los gobiernos locales
y regionales en Colombia. Esta articulación podría fortalecer aun más la propuesta
del Sistema Nacional Estadístico.
Concluimos nuestra nota de hoy
con una frase del Senador Camilo Ortega: “Esperamos
que de la mano de los técnicos y del ejecutivo se pueda hacer la diferencia que
requiere una sana estadística”.
miércoles, 10 de abril de 2013
martes, 9 de abril de 2013
La culpa es del Gobernante, del político y hasta del sistema democrático; ¿y donde estamos los ciudadanos y el colectivo social?
A lo largo de nuestro camino explorando los temas de gobierno, en especial la problemática de la gerencia publica estratégica. Siempre hemos compartido en nuestro blog, reflexiones que abordan la problemática, desde el interior de las organizaciones públicas y desde la racionalidad de los mandatarios.
Aunque poco hemos explorado, el rol que juega la conciencia del colectivo y la racionalidad del gobernado, en algunos trabajos de investigación consultados, en casos para latino América y Colombia (que por demás no son muchos, los que abordan este tema desde la nueva economía institucional, se dedican mas a explorar a nivel sociológico, que es importante, pero no de nuestro interés); existen fuertes evidencias que le retribuyen una gran cuota de responsabilidad en el complejo escenario de gobernar.
Recientemente, en el carnaval de las artes en Barranquilla, en una especie de conservatorio, le escuchamos a varios connotados y estudiosos ciudadanos de dicha ciudad, que los barranquilleros tenían una responsabilidad compartida con los mandatarios, que durante un par de décadas sumieron a esta urbe, en una ola de insatisfacción y desesperación.
De estas conversaciones y de muchas, que en distintos puntos del país se suscitan a diario; mas de una reflexión ha salido. Estos ejercicios parlantes, no tienen la pretensión de elucubrar sobre preceptos teóricos, que rayen con la robustez pretendida por aquellos que tienen afán de alejar la comprensibilidad de estos temas,del ciudadano.
Cada día encontramos evidencia indicativa respecto a que los problemas de gobernar, están menos provistos de convencionalismo, que los teóricos puedan pensar. Para ejemplificar esta situación queremos compartir unas reflexiones que Heriberto Fiorillo (escritor y periodista Barranquillero), logró condensar de largas jornadas de tertulia Barranquillera.
En la discusión que trata de resolver los problemas más dramáticos de nuestra sociedad, siempre se llega siempre al poder y con este a lugares comunes, tales como: elegimos mal, muestro lideres son nulos, todos lo políticos son corruptos, el gobernante se robo la plata, etc.
Heriberto Fiorillo...........
Si la política es la actividad humana que tiene como objetivo dirigir la acción del Estado en beneficio de la comunidad, si el ciudadano espera que los políticos gobiernen para todos, ¿no debería preguntarse antes si ese acto suyo de delegación beneficia a su ciudad? ¿No es acaso la política uno de sus deberes? Vivimos en una democracia, ¿pero se limita esta al mero acto de votar por unos candidatos? ¿No habría de ser más participativa, con un seguimiento, además, de programas y acuerdos? ¿Más exigente, pidiendo cuentas en un lenguaje accesible a todos? Creo que ese acompañamiento nos lo debemos. Encontrar los mecanismos para hacerlo nos evitaría, al final, sorpresas y decepciones.
“Es que no hay líderes”, nos quejamos. Y desde el egoísmo empezamos a dictar nuestras decisiones. Rodeados de violencia, corrupción e injusticia, optamos por la comodidad segura frente al televisor y pasamos nuestra responsabilidad ciudadana a los más ambiciosos, que de conjugar egoísmos sí que saben.
No podemos soltar cuatro años, así no más, el timón de nuestra sociedad. Ni uno siquiera. Si nos quedamos ante el televisor, nos dormiremos y nos arrastrará la moda de los tiempos y hallaremos, al despertar, una ciudad más trastornada y caótica. Tampoco es pensar con el deseo y esperar al redentor de nuestras miserias. Frente a una ciudad en crisis, debemos, en principio, desarrollar una conciencia colectiva.
Y no dejar que el miedo se apodere de nosotros. El terrorismo ha hecho mucho daño, pero aquí luchamos por principios y somos muchos. No podemos, por cómodos o cobardes, dejar el manejo de la justicia y de la ética en manos de los bandidos. No es ético ni es justo.
Lo dicen los cánones: la política es una rama de la moral, que se ocupa de la actividad de solucionar en grupo los problemas de convivencia que existen en el seno de una sociedad libre. La política exige la participación ciudadana y posee la capacidad de distribuir y ejecutar el poder según sea necesario para alcanzar el bien común.
Por no tener esto claro ni mantenerlo vigente en las colectividades, por olvidarnos de ello, se ha tergiversado tanto en su contenido que eso que llaman hoy la política ni distribuye ni ejecuta para el bien común, sino para el egoísmo en particular.
El egoísmo, sin duda, es la razón de todos los males. ¿Cómo gobernar contra el egoísmo? Si lo logramos, tendríamos la mejor ciudad, el mejor país del mundo. O nos acercaríamos a estos.
La política no es, en conclusión, para los egoístas. Se vuelve politiquería, injusticia, corrupción y violencia. Se convierte en delito por una razón incuestionable: porque reparte prebendas, negocia cargos públicos, extorsiona, complace egoísmos.
Por eso, antes de ser elegido, un político debería, entre otras cosas, demostrar su altruismo, su faceta comunitaria, sus obras sociales, su amor al prójimo.
Los fines y medios en política deben velar por la justa y clara utilización del poder sin favorecer los intereses personales de quien lo administra. En últimas, en una democracia, es la comunidad la que, con sus elegidos, se instala en el poder. Eso es, por lo menos, lo que está escrito.
Ahora cómo se logra crear conciencia en el ciudadano, sobre la responsabilidad que tiene en el sistema democrático, y sobre cómo su participación activa, creativa y participativa, allanaría el camino para mejores gobiernos con altos rendimientos de ejecución y resultados.
El legado dejado por Elinor Orstrom muestra que esta conciencia tiene el mismo problema que enfrentan la sostenibilidad y el gobernar bienes comunes; la racionalidad del ser, su individualismo.
¡Gobernar, el gran reto de la democracia!
La nota de reflexión de hoy,
retoma un tema en el que CEI viene trabajando, respecto a los retos que
enfrenta la democracia. El problema de la democracia, no es exclusivo de desarrollar
instrumentos o herramientas que aseguren
y creen un sistema de incentivos que blinden el ejercicio de sufragio
universal, o que se desarrollen marcos legales. El gran reto está en cómo
elegir gobernantes y como estos pueden desarrollar su mandato con eficiencia y
eficacia.
En Colombia, como en muchos
países del mundo, el ejercicio de gobernar bien, facilitando la transacción de:
la demanda o la generación de oferta, con producción y entrega de bienes al
ciudadano, que conduzcan a estructurar un sistema de manejo a las complejidades
sociales, cuyo efecto directo sean resultados en las condiciones de vida de los
ciudadanos. En términos prácticos gobernar bien es el producto de una ecuación
de equilibrio, entre planear-agendar, ejecutar recursos públicos limitados de
manera eficiente, deliberar para mejorar, rendir y transparentar cuentas para
comunicar, manejar la insatifacciòn social.
Ahora esta sencilla ecuación,
es una utopía, si se lleva a la realidad del contexto del territorio se produce
su resquebrajamiento.
De esta manera los
análisis de investigadores como David Arellano (Universidad de
Colorado) gobernar
no puede verse en
un entorno aséptico o enquistado, por el contrario debe estar correlacionado
con el contexto, el cual de muchas maneras incide tanto en el diseño como en
los resultados de la política.
Hace algunos días el profesor Carlos
caballero Argaez (director de la escuela de gobierno de la Universidades de los
ANDES), escribió que no es fácil entender por qué al presidente Santos le ha
costado tanto trabajo poner a funcionar el aparato ejecutivo nacional en vista
de su trayectoria como servidor público y de su interés en los asuntos del buen
gobierno. Esta misma afirmación puede aplicarse a las dificultades que viven
muchos mandatarios locales, sin embargo, ¿por qué sucede esto?, algunas
evidencias para Colombia podrían ser:
1. Existe una fuerte tendencia a
tener equipos de funcionarios despegados
de la realidad y que dogmatizan sobre preceptos conceptuales que imponen a la
realidad. Esto no quiere indicar que la solución sea lo contrario equipos que
generen mitos de experiencias reales sin ninguna base conceptual.
2. El último libro de Moisés Naím (The End of
Power, Basic Books, 2013) hoy es más complicado gobernar que en el pasado,
cuando el poder se concentraba en unas pocas instituciones, centros y
personajes.
3. Los cambios mundiales,
tecnológicos, constitucionales y legales dispersaron el poder; son tantos los
derechos individuales y sociales que casi cualquier persona o grupo sienten que
pueden cuestionar una decisión gubernamental. Es paradójico que la esencia de
la democracia sea la fragmentación del poder -los chequeos y balances- y que su
excesiva dispersión impida gobernar.
4. Ya no existen unos pocos
partidos políticos fuertes sino muchos pequeños con agendas limitadas y "electorados
de nicho", lo que obliga a armar coaliciones, también frágiles. Son más
frecuentes, por tanto, las oportunidades que tienen las gentes para votar, en
los distintos niveles de la administración pública.
5. Los "mandatos" del
pasado ya no se dan en la práctica. La política dejó de ser el arte del
compromiso y se "volvió una actividad frustrante, que a veces parece el
arte de la nada". En el caso colombiano reciente los ejemplos abundan.
6. Pasar un proyecto de ley por el
Congreso la fuerza de la Unidad Nacional no basta; porque hay que atender a los
micropoderes regionales, gremiales o simplemente personales.
7. Las "ías" (Procuraduría, Fiscalía y
Contraloría) atemorizan a los funcionarios públicos. La Justicia dejó de ser
una rama respetable del poder público para interferir en las decisiones del día
a día del Ejecutivo.
8. Una descentralización exacerbada,
con un centro débil.
9. El fin del comunismo, el
Internet, las redes sociales, la globalización, la urbanización y la democracia
cambiaron definitivamente el entorno dentro del cual se gobiernan los países.
La complejidad aumentó, trayendo consigo una mayor exigencia para gobernantes y
servidores públicos. No suena "políticamente correcto", pero ¿no será
que se necesitan instituciones centrales fuertes y hacer efectivo aquello de
"libertad y orden"?
10- Una sociedad civil, enardecida
por años de engaños e incumplimientos, que exige resultados y soluciones a sus
problemas de manera inmediata, que presiona a los gobernantes constantemente.
Estas
condiciones entre otras, sugieren por ejemplo que la academia debería revisar
la teoría desarrollada sobre lo que se considera o define como buen gobierno.
También sería interesante que el presidente Santos (estudioso del tema), para
el próximo cuatrienio, pudiese plasmar una revisión del concepto de buen
Gobierno que desarrolló en el capítulo VII de las bases del PND.
Para muchos, puede ser
estéril esta nota o reflexión, pero creemos que en la medida que tengamos
mejores herramientas para afrontar nuestra realidad y se haga masiva pedagogía
sobre ello, podríamos aumentar la conciencia pública, sobre lo importante de
Gobernar bien.
lunes, 8 de abril de 2013
Concesiones de cuarta Generación; ¡es lo que es y son las que son!
La semana pasada reflexionamos
sobre el desequilibrio que se puede estar gestando en el denominado laboratorio
de la nueva política pública de infraestructura vial. A tal efecto, publicamos
la posición presentada por el gremio, representado a través de la CCI. Hoy le
damos paso a la reflexión publicada por
el director de la ANI, en el diario el tiempo del pasado 5 de abril de 2013.
Luis Fernando Andrade, replicó
de la siguiente manera:
En las últimas semanas,
coincidiendo con el inicio de los procesos de contratación, el Programa de la
Cuarta Generación de Concesiones-4G ha recibido una andanada de críticas de dos
grupos de interés: de quienes quieren mantener el esquema de contratación del
pasado y de quienes, por razones políticas, desean que las iniciativas del
Gobierno fracasen. A los primeros poco les importa que el esquema de
contratación del pasado no haya generado los resultados esperados, porque se
han beneficiado a nivel particular. Tenemos uno de los peores sistemas de
carreteras en el mundo. Las obras se han demorado, las especificaciones han
sido de mala calidad y la corrupción ha sido rampante. Al segundo grupo le
interesa más el fracaso del gobierno Santos que el progreso de Colombia. Aunque
el debate es crucial en el sistema democrático, las fuerzas políticas deberían
encontrar consensos en temas críticos para el crecimiento, como el desarrollo
de la infraestructura. El caso de Bogotá demuestra cómo es imposible avanzar si
no se logra una visión común que trascienda los períodos electorales. La
politización del debate con relación a expandir TransMilenio, construir el
metro o desarrollar el tranvía, solo ha conseguido que en los últimos 12 años
no se haya logrado ninguno de los tres. Países que han dado el salto en
infraestructura en las últimas décadas entendieron que su desarrollo requiere
esfuerzos de largo plazo y continuidad a través de los gobiernos. La buena
noticia es que el programa de 4G, el plan de inversiones más grande en la
historia del país, va a permitir que Colombia, por fin, dé el salto en
infraestructura, y que es un proceso irreversible.
Se van a construir o
transformar las vías más importantes para la competitividad. Se intervendrá
casi la mitad de los 17.000 kilómetros de vías primarias. Las nuevas
especificaciones permitirán que vehículos pesados dupliquen su velocidad
promedio en zonas de montaña. En regiones como Antioquia, el Eje Cafetero, los
Santanderes, el Valle, Boyacá y Cundinamarca esto se traducirá en reducción de
tiempo y costos de entre un 30 por ciento y 50 por ciento en el tránsito por
montañas. Un ejemplo de competitividad para nuestras industrias: el tiempo
entre Cali y Medellín bajará de 15 a 8 horas.
Para asegurar que las vías se
construyan rápido, solo se comenzará a pagar una vez se hayan entregado. Esto
requiere gran fortaleza patrimonial de los contratistas, la cual es exigida en
los procesos de precalificación, porque tendrán que construir sin recursos del
Gobierno. Sepultamos la práctica de ganar los contratos con la cédula y
construir al ritmo de los peajes.
Frente a los negociados y
corruptelas, se ha fijado un límite de 20 por ciento a las adiciones de los
contratos y se ha diseñado un proceso totalmente transparente para la
precalificación y la licitación de los proyectos. Para blindarlo, el presidente
Santos anunció que este será el primer proceso licitatorio en el mundo que
adoptará el nuevo mecanismo de transparencia diseñado por la Organización para
el Desarrollo y Cooperación Económica (Ocde). Será aplicado bajo la
coordinación de la Secretaría para la Transparencia de la Presidencia. El
programa 4G ha generado enorme interés entre grandes desarrolladores de
infraestructura de Colombia y del mundo, y en bancos y fondos de pensiones.
Este interés y la gran necesidad que tiene el país hace al proceso
irreversible.
Con esta replica tenemos las dos posiciones
involucradas, con lo cual ratificamos (lo expresado en notas anteriores) la
existencia del típico cuadro de desequilibrio, entre el
ejecutar dineros públicos, deliberar sin escuchar y oponer sin mediar. Para el
gobierno, es lo que es y son las que son, para el gremio no es suficiente y no están
todas las que son. En el medio estamos los Colombianos!
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