martes, 23 de abril de 2013

PIPE, desde la percepción de un académico


Con esta serían tres notas dedicadas a examinar la precepción del PIPE. En este recorrido, vimos al PIPE desde la teoría de la gramática institucional que evidencia un diseño, luego lo observamos desde la percepción de un ciudadano común y corriente; y hoy compartimos la percepción del plan desde la visión de un académico.

La presente reflexión fue escrita por Carlos Caballero Argáez, en el diario el tiempo. Cada quién sacará sus conclusiones, luego de recorrer las tres visiones compartidas.

“Le tenía miedo al ‘plan de choque’ para reactivar la agricultura y la industria, que venía preparando el Gobierno en las semanas anteriores y que divulgó el lunes pasado. El precedente de los subsidios a los cafeteros y de medidas proteccionistas de algunas ramas de la industria no era el mejor.

El plan empaquetó un conjunto de acciones gubernamentales, algunas ya conocidas y otras nuevas, para impulsar el crecimiento de la producción. Al sumar su costo, en términos de nuevo gasto público y de ingresos que dejan de percibirse, se llegó a la cifra de los 5,0 billones de pesos, en los cuales se irá incurriendo en el curso de los próximos dos años.

El plan –que ya se conoce como Pipe– no le hace daño al futuro. Las medidas más efectivas son el subsidio a la tasa de interés para la compra de vivienda de hasta 200 millones de pesos y el diferimiento por 2 años del pago de aranceles en la importación de bienes de capital para la industria. La más cuestionable es reglamentar un nivel mínimo para que los fondos de pensiones inviertan en el exterior, pues esa decisión depende de la rentabilidad relativa de invertir en Colombia o fuera del país.

La actividad productiva viene debilitándose desde el tercer trimestre del 2012. La desaceleración continuará, en vista de lo que sucede en el exterior. Al tiempo que en Colombia se anunciaba el plan, las bolsas mundiales caían movidas por el impacto de la reducción del ritmo de crecimiento en la China y el FMI rebajaba sus proyecciones de crecimiento mundial para este año. De ahí que el estimativo de crecimiento del Gobierno –4,8 - 5,0 por ciento– sea optimista. Si los resultados del plan se materializaran en el segundo semestre del año, este podría ser ligeramente superior al 4 por ciento.

Los sucesos económicos en el resto del mundo golpean más a Colombia que a otros países de la región, porque está pendiente la tarea de transformar la estructura productiva; de mejorar la competitividad de la producción agrícola e industrial. Es increíble que el país no haya logrado, por ejemplo, ser competitivo para exportar productos agrícolas, como sí lo hace Perú. La verdad es que estamos fuera de los mercados internacionales, razón por la cual debe acabarse con la ‘subsidiadera’ del sector agrícola.

Que la economía dependa para su supervivencia de los hidrocarburos y de la minería es muy arriesgado. Intuyo que los precios internacionales del petróleo y del carbón van a descender antes de lo esperado, precisamente por los cambios que se están generando a nivel mundial. Estados Unidos produce ya 7,0 millones de barriles de petróleo crudo diariamente, habiendo registrado un incremento de 33 por ciento en los últimos cuatro años como consecuencia de la aplicación de una nueva tecnología para extraer el petróleo. De continuar a esta velocidad, ese país volverá a ser autosuficiente en materia petrolera, con una producción más alta que la de Rusia y Arabia Saudita. Si a ello se suma la desaceleración en el crecimiento mundial, pues los precios del petróleo bajarán, y con estos, los del carbón. En estas condiciones, el peso se devaluará automáticamente.

El problema de Colombia es la poca diversificación de su base productiva y el adormecimiento de su clase empresarial. Hay que modificar este equilibrio malsano, para lo cual es indispensable prospectar el futuro y construir una buena infraestructura de transportes. Un estudio reciente del Banco Mundial señala que una reducción del 12 por ciento en los costos de transporte conduciría a un incremento promedio de las exportaciones del 9 por ciento.

Sin duda, se necesita un plan de choque. Pero no exclusivamente para impulsar la economía, sino para transformarla”.

lunes, 22 de abril de 2013

El PIPE, y la gramática fáctica de su diseño


En la columna del viernes presentamos la gramática  formal que muestra el diseño del PIPE. Hoy nuestra reflexión, intenta mostrar como un ciudadano  percibe y desnuda la gramática de plan como tal, acorde sus intereses y percepciones. Esto es lo que Goddin denomina la gramática fáctica de un diseño institucional

En primer término, lo que deja ver el PIPE, es que el esfuerzo para el choque, lo colocan los ciudadanos, a través de contar con una mayor oferta de créditos, con tasas subsidiadas. En términos sencillos, podría parecer que se busca mantener el rumbo de la economía, endéudanos más “creciendo al debe”. Tamalizando la cosa, compartimos el ejercicio de razonamiento que hace Javier Hinestroza un obrero de la construcción.  “Uno está desempleado y consigue empleo con PIPE, en una constructora pegando ladrillos, ganándose un poco más del mínimo (cuando la cosa esta buena se hace en promedio 700.00); la constructora construye vivienda durante dos años, tiempo en que uno tiene ingresos y consume, dentro de lo que se llama consumo accedo a un crédito de vivienda.

¿Termina la bonanza constructiva y que hace uno sì escasea la construcción?, vuelve uno hacer desempleado pero distinto, porque uno se convierte en desempleado con deuda. Sentenció Javier

El supuesto del PIPE tiene un alto riesgo, por eso los colombianos pensarán muy bien sí durante ese periodo adquieren deuda, ¿si no se consumen los créditos al ritmo que aspira el PIPE, que pasa?

En segundo término, el sector industrial se ve favorecido no sólo con una mejor tasa de cambio, sino también con la eliminación de aranceles para los bienes importados no producidos en el país y la reducción de los costos a la nómina (afirma Juan Jose Perffetti, empresario paisa, quien dio a conocer su opinión). Igualmente, a Bancoldex se le entregarán recursos para apoyar el otorgamiento de crédito a las pequeñas y medianas industrias por valor de 800.000 millones de pesos e INNpulsa Colombia contará con 40.000 millones para promover la innovación. De esta forma, la industria es otro sector que sale altamente favorecido con el PIPE. Pero esta regla por ningún lado garantiza aumento en la generación de empleo y su calidad.

En tercer término, la medida sobre el empleo en el tema de construcción, es discutible por su efecto de corto plazo. El cortoplacismo eso es lo que molesta del PIPE a algunos especialistas (por ejemplo leer posición de Fedesarrollo). Pero a favor del gobierno hay que decir que su diseño es claro “corto plazo”. Ahora que pasa en el largo plazo eso lo sabrán los Mauricio Cárdenas, los Fedesarrollo, quienes conocen del tema. O quedara para el próximo gobierno del presidente Santos 

De esta manera algunos llaman la atención sobre la necesidad de explorar el nexo positivo entre urbanización (y) y PIB per cápita (x) puede ser expresado como una relación lineal (x es una función lineal de y) cuando el PIB per cápita es medido en una escala logarítmica.  La curva de urbanización asciende muy rápidamente al principio del proceso de desarrollo para aplanarse. Se alcanzan altos niveles de urbanización a niveles relativamente bajos de ingresos. En otras palabras, las ganancias «puras» de la urbanización (por ejemplo, la aglomeración geográfica de gente y actividad) se agotan rápidamente. Más allá de un cierto punto, el vínculo entre una urbanización en crecimiento (y quizás también el tamaño de la ciudad) y el PIB per cápita se vuelve más tenue.

A esa relación hay que agregarle dos elementos, el primero se refiere a la pérdida de poder adquisitivo por parte de las familias (véase revista dinero, e índice de confianza del consumidor de Fedesarrollo). El segundo es que existe un leve aumento en la carta de morosidad en del sistema bancario. El tercero hace referencia, a los altos valores de la vivienda en muchas zonas del país, lo que ha generado frenos en el sector. Entonces ¿Cómo lograr que los colombianos se endeuden en créditos de vivienda, si hay una pérdida de poder adquisitivo y un alto proceso de especulación en los valores de las viviendas?.

En cuarto término, para el sector agropecuario, aunque la mayor devaluación del peso beneficia a las actividades transables y las medidas de reducción de los costos a la nómina favorecen aquellas actividades agropecuarias formales que, en su gran mayoría, coinciden con las transables, en la distribución de recursos es el que menos recibe. Además, algunas de las actividades que se van a financiar con los 500.000 millones de pesos no tienen un impacto directo e inmediato en el sector (opinión planteada por la SAC). Este es el caso del Censo Agropecuario, cuya realización, entre otras cosas, ya se había anunciado para este año. La construcción de nuevas viviendas rurales, más que favorecer el crecimiento del sector, tiene impacto en el empleo y el bienestar de los habitantes rurales. Entre otros casos, se utilizan instrumentos aplicados de tiempo atrás.

En este sentido nuestra reflexión es que, aunque el Plan adopta algunas medidas que impulsan la productividad, está lejos de favorecer la implementación de políticas con las cuales se asegure la capacidad competitiva del aparato productivo.

Finalmente con sorpresa, vemos como el diario el tiempo del día sábado, afirman  que el plan, mas allá de la semántica, no tiene visos de choque si no de estructurador. ¿Será que el gobierno se equivoco con el nombre? ¿Será que es cuestión de comunicación? ¿Se intento una cosa y se logró otra?. Bueno ya no se sabe nada, con esta #bipolaridadinstitucional del gobierno