Con
esta serían tres notas dedicadas a examinar la precepción del PIPE. En este
recorrido, vimos al PIPE desde la teoría de la gramática institucional que
evidencia un diseño, luego lo observamos desde la percepción de un ciudadano común
y corriente; y hoy compartimos la percepción del plan desde la visión de un académico.
La
presente reflexión fue escrita por Carlos Caballero Argáez, en el diario el
tiempo. Cada quién sacará sus conclusiones, luego de recorrer las tres visiones
compartidas.
“Le
tenía miedo al ‘plan de choque’ para reactivar la agricultura y la industria,
que venía preparando el Gobierno en las semanas anteriores y que divulgó el
lunes pasado. El precedente de los subsidios a los cafeteros y de medidas proteccionistas
de algunas ramas de la industria no era el mejor.
El
plan empaquetó un conjunto de acciones gubernamentales, algunas ya conocidas y
otras nuevas, para impulsar el crecimiento de la producción. Al sumar su costo,
en términos de nuevo gasto público y de ingresos que dejan de percibirse, se
llegó a la cifra de los 5,0 billones de pesos, en los cuales se irá incurriendo
en el curso de los próximos dos años.
El
plan –que ya se conoce como Pipe– no le hace daño al futuro. Las medidas más
efectivas son el subsidio a la tasa de interés para la compra de vivienda de
hasta 200 millones de pesos y el diferimiento por 2 años del pago de aranceles
en la importación de bienes de capital para la industria. La más cuestionable
es reglamentar un nivel mínimo para que los fondos de pensiones inviertan en el
exterior, pues esa decisión depende de la rentabilidad relativa de invertir en
Colombia o fuera del país.
La
actividad productiva viene debilitándose desde el tercer trimestre del 2012. La
desaceleración continuará, en vista de lo que sucede en el exterior. Al tiempo
que en Colombia se anunciaba el plan, las bolsas mundiales caían movidas por el
impacto de la reducción del ritmo de crecimiento en la China y el FMI rebajaba
sus proyecciones de crecimiento mundial para este año. De ahí que el estimativo
de crecimiento del Gobierno –4,8 - 5,0 por ciento– sea optimista. Si los
resultados del plan se materializaran en el segundo semestre del año, este
podría ser ligeramente superior al 4 por ciento.
Los sucesos económicos en el resto del mundo golpean más a Colombia que a otros países de la región, porque está pendiente la tarea de transformar la estructura productiva; de mejorar la competitividad de la producción agrícola e industrial. Es increíble que el país no haya logrado, por ejemplo, ser competitivo para exportar productos agrícolas, como sí lo hace Perú. La verdad es que estamos fuera de los mercados internacionales, razón por la cual debe acabarse con la ‘subsidiadera’ del sector agrícola.
Los sucesos económicos en el resto del mundo golpean más a Colombia que a otros países de la región, porque está pendiente la tarea de transformar la estructura productiva; de mejorar la competitividad de la producción agrícola e industrial. Es increíble que el país no haya logrado, por ejemplo, ser competitivo para exportar productos agrícolas, como sí lo hace Perú. La verdad es que estamos fuera de los mercados internacionales, razón por la cual debe acabarse con la ‘subsidiadera’ del sector agrícola.
Que
la economía dependa para su supervivencia de los hidrocarburos y de la minería
es muy arriesgado. Intuyo que los precios internacionales del petróleo y del
carbón van a descender antes de lo esperado, precisamente por los cambios que
se están generando a nivel mundial. Estados Unidos produce ya 7,0 millones de
barriles de petróleo crudo diariamente, habiendo registrado un incremento de 33
por ciento en los últimos cuatro años como consecuencia de la aplicación de una
nueva tecnología para extraer el petróleo. De continuar a esta velocidad, ese
país volverá a ser autosuficiente en materia petrolera, con una producción más
alta que la de Rusia y Arabia Saudita. Si a ello se suma la desaceleración en
el crecimiento mundial, pues los precios del petróleo bajarán, y con estos, los
del carbón. En estas condiciones, el peso se devaluará automáticamente.
El
problema de Colombia es la poca diversificación de su base productiva y el
adormecimiento de su clase empresarial. Hay que modificar este equilibrio
malsano, para lo cual es indispensable prospectar el futuro y construir una
buena infraestructura de transportes. Un estudio reciente del Banco Mundial
señala que una reducción del 12 por ciento en los costos de transporte
conduciría a un incremento promedio de las exportaciones del 9 por ciento.
Sin
duda, se necesita un plan de choque. Pero no exclusivamente para impulsar la
economía, sino para transformarla”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario